sergio-galleguillo-soy-un-chango-de-barrio-que-quiere-cantar-folklore

6 oct 2025

Falta cada vez menos para que Sergio Galleguillo, el destacado cantor riojano, se presente el 17 de octubre en el Teatro Canning, donde compartirá su propuesta de folclore fusionado con ritmos andinos, aires populares y el espíritu festivo de la Chaya.

Es por ello que antes de su show, dialogó con El Corredor Verde sobre su trayectoria, la renovación del género y su manera de entender la música popular en la actualidad.

-Tus canciones combinan el folklore riojano con ritmos andinos y otros más populares y modernos ¿Cómo trabajás ese cruce de estilos?


Para mí es una manera natural de hacer música. Tomo la raíz del folklore riojano y lo fusiono con otros ritmos, desde lo andino hasta lo más popular, incorporando también instrumentos que no son tradicionales como la guitarra eléctrica o la batería. Eso abre el juego a los jóvenes, que ya tienen esos sonidos en su cabeza. Creo que el desafío es mantener la esencia y, al mismo tiempo, generar un folklore vivo, que dialogue con lo que está pasando hoy en la música.

-La quena, el charango y el sicu le dan un sello muy característico a tu obra. ¿Qué lugar ocupan en tu identidad sonora?


Son fundamentales, porque me acompañan desde muy chico. Aprendí a tocarlos en un momento clave de mi vida, cuando pasaba de niño a joven, y eso me dio una apertura enorme. Gracias a esos instrumentos pude tocar con artistas nacionales e internacionales, viajar por Europa y ser parte de experiencias únicas como el Tantanakuy en Jujuy. Para mí no son solo sonidos: son una forma de vida, una manera de expresar sentimientos profundos.

-Pasaste de tocar en grupos como Tiahuanaco o Arahuanco, a liderar Los Amigos y luego lanzarte como solista. ¿Cómo fue evolucionando tu sonido?


Cada grupo fue una etapa de aprendizaje. En Tiahuanaco y Arahuanco trabajamos mucho la música andina, y con Los Amigos descubrí la fuerza de llevar un folklore que hiciera bailar a los jóvenes. Más tarde, ese camino me impulsó a ser solista y a consolidar un sonido propio. Todo lo que viví con esas bandas fue mi escuela: ahí encontré mi voz y la forma de expresarme que hoy llevo a los escenarios.

-Muchos te llaman “embajador de la Chaya riojana”. ¿Qué significa para vos?

Es un honor enorme y también una gran responsabilidad. Me dicen embajador porque siempre hablo de mi provincia, de sus paisajes, de su gente, de sus costumbres. La Chaya es la fiesta que nos define: en La Rioja no cumplimos años, cumplimos febreros. Representarla significa llevar ese espíritu de alegría y encuentro a cada lugar donde canto, para que todos conozcan lo que significa jugar con harina y albahaca en un carnaval único.

-Discos como Febrero, De Noche y Albahaca o Fiesta Chayera transmiten mucho de esa celebración. ¿Qué lugar ocupa en tu música?


La celebración es central. Mis discos nacieron de la necesidad de mostrar esa energía que tiene la gente en una fiesta popular. Cuando alguien paga una entrada lo hace para divertirse, para compartir. En mis recitales trato de recrear ese clima de carnaval, de harina y de alegría compartida. Febrero, De Noche y Albahaca o la Fiesta Chayera son parte de esa identidad.

-Compartiste escenario con artistas de géneros muy distintos. ¿Qué aprendizajes te dejan esos encuentros?


Son experiencias valiosas, porque me permiten llegar a públicos que tal vez no escuchan folklore. Cantar con artistas del rock, de la cumbia o de la música tropical me demostró que la música no debería tener fronteras. Coincido con lo que decía Mercedes Sosa: algún día no se hablará de géneros, sino simplemente de cantantes que transmiten emociones.

-El folclore argentino atraviesa un proceso de renovación. ¿Cómo lo vivís?


Lo veo como algo necesario. Aparecen nuevos artistas y también fenómenos culturales que antes parecían impensados, como los DJs que hoy llenan estadios. Hay que entenderlos: si la gente los elige, es porque algo transmiten. El folklore tiene que convivir con eso, aprender y nutrirse. En el norte, la tradición está más arraigada y sigue siendo el primer género que se escucha; en Buenos Aires, en cambio, cuesta más, porque conviven muchísimas influencias. Pero creo que el camino es compartir, no competir.

-Si tuvieras que definir tu propuesta artística en una frase, ¿cuál sería?


Diría que es alegría y sencillez. Soy un cantor popular, alguien que cuenta lo que vive la gente. Me gusta definirme como un chango de barrio que quiere cantar folclore, sin más pretensión que transmitir lo que soy.

-Recientemente grabaste con Milo J en el ciclo ¡FA!.¿Cómo fue esa experiencia?


Muy linda, porque además de compartir con artistas como Abel Pintos, Rubén Rada u Orozco-Barrientos, conocí a Milo, que es un pibe talentoso y muy humilde. Me emociona que un artista de lo urbano se acerque al folclore y lo incluya en sus propuestas. Hay que cuidarlo, porque puede acercar nuestra música a públicos nuevos. Esa apertura es lo que mantiene vivo al folklore.

 

Newsletter

¡Enterate de todas las novedades!

¡Mantenete al tanto de todo!

Suscribiendote estas aceptando nuestros términos y condiciones.

Al registrarte, estas aceptando nuestros políticas de privacidad